evolucion de los sistemas de comunicacion
Dicho equipo (semáforo) se instalaba encima de una torre en puntos elevados para
hacerlo visible desde lejos. Las torres distaban una de otras aproximadamente 10 Km, y
los semáforos se pintaban de negro para ser distinguidos con claridad (aunque no era
posible transmitir mensajes por la noche). La primera línea telegráfica puesta en
marcha data de 1794, y consistía en 22 estaciones que cubrían una distancia de 240
kilómetros, uniendo Lille con París. Esta línea permitía transmitir un mensaje en menos
de 6 minutos, frente a las 30 horas necesarias para un mensajero a caballo. En menos
de una década el telégrafo de Chappe se extendía por Europa.
En España no será hasta el 20 de junio de 1831 cuando se envió el primer despacho
por telegrafía óptica. Se utilizaba el sistema del español Lerena, perteneciente a la
escuela inglesa y mucho más rápido en transmisión que el de Chappe. Tenía también
la ventaja de que las torres se podían situar a 2 leguas y media como máximo, lo que
alargaba la red considerablemente. Pero para un estado endeudado como el
Español entonces, una empresa de tales características tenía un alto costo: 25.000
reales por torre y 1.500 por lente (de procedencia inglesa), a lo que había que sumar
gastos de mantenimiento. Por ello, el 8 de octubre de 1835 se ordenaba a Lerena que
cesase en la dirección de Los Reales Telégrafos. Los trabajos para la realización de
una red telegráfica nacional no se retoman hasta 1845, con la construcción de la
línea principal Marid-Irún con 52 torres en 9 provincias, que a su vez enlazaba con
Francia a partir de la frontera gracias a una torre óptica Chappe que transmitía a París.
El 2 de octubre de 1846 se envió el primer telegrama por dicha línea. Se configura una
red estatal que envía mensajes oficiales y garantiza el secreto en la comunicación
según se dispone en el reglamento de 1846. Las líneas proyectadas son: Madrid con
Valencia, Barcelona, Sevilla, Cáceres, Badajoz, La Coruña y Zaragoza; así como
Zaragoza con Pamplona y Lérida, y Albacete con Cartagena. Hubo algunas
dificultades en la implantación de esta red, por ejemplo en Sevilla no consintieron que
se instalara el telégrafo en la Torre del Oro y hubo que buscarle otro emplazamiento.
Los trabajadores eran de tres clases: ingenieros (que decidían el emplazamiento de las
torres), torreros (ejecutores de los servicios de transmisión, conocían el significado de
los textos que transmitían y se decodificaban en los extremos) y subalternos. En 1851 se
afirmaba que, de Valladolid a Madrid un mensaje tardaba no más de 1/4 de hora si el
día era despejado, por lo que el sistema resulta extremadamente rápido en
comparación con el mensajero terrestre. Los primeros telegrafistas era personal
licenciado del Ejército, acostumbrados a condiciones duras de trabajo (intrusiones,
asaltos, aislamiento, ...).